Ángela Ruiz Roble

28.03.1895

BIOGRAFÍA

Nacida en Villamanín (León, España) el 28 de marzo de 1895, hija de Elena Robles y del farmacéutico Feliciano Ruiz. Realizó sus estudios superiores en la Escuela de Magisterio de León, donde impartió sus primeras clases de taquigrafía, mecanografía y contabilidad mercantil entre 1915 y 1916.

En 1917 fue docente y directora en la Escuela de Gordón, en León. En 1918 obtuvo la plaza de maestra en Santa Eugenia de Mandiá, una aldea próxima a Ferrol. Estuvo allí hasta 1928. ​ El 18 de diciembre de 1925 recibió «una distinción especial por sus indiscutibles méritos en agradecimiento a su dedicación y la atención desinteresada» promovida por sus convecinos. En 1934 realizó una importante labor como gerente de la Escuela Nacional de Niñas del Hospicio. En 1945 fue profesora de la Escuela Obrera gratuita. En 1948 enseñó taquigrafía, ortografía, gramática y mecanografía en el Colegio Ibáñez Martín. En 1959 accedió al cargo de directora, que mantuvo hasta su jubilación.

Entre 1938 y 1946 escribió, dio conferencias, editó y reeditó la mayor parte de su obra científica, un total de dieciséis libros. Sus tres primeros son: Compendio de ortografía castellana, Ortografía castellana y Taquigrafía martiniana abreviada moderna. Impartió clases a opositores de aduanas, correos, telégrafos y para el ingreso en altos estudios mercantiles en la academia para adultos de su propiedad, Elmaca.

A lo largo de su trayectoria profesional docente, Ruiz Robles se caracterizó por una vocación innovadora e inconformista, de servicio desinteresado, comprometido y entusiasta hacia sus alumnos y su comunidad, pero a la vez con un propósito metódico y práctico, dando una gran importancia a la enseñanza de idiomas, al aprendizaje intuitivo o al uso de ilustraciones, siempre preocupada por la evolución del sistema educativo y de dar respuesta a los problemas del mismo. Tanto era así que, por ejemplo, el alcalde de la aldea llegó a amonestarla por montar a caballo a horcajadas, postura que entonces se creía exclusiva de los hombres y poco decorosa en una mujer, más aún si ésta era maestra infantil. Igualmente, tras finalizar su trabajo se acercaba a los hogares de sus convecinos, mayoritariamente analfabetos, para darles clases particulares sin contrapartida alguna. Toda aquella dedicación quedó reconocida en 1925, cuando sus vecinos le hicieron un homenaje público y le otorgaron una distinción especial por sus indiscutibles méritos. Además, tanto sus inventos como sus libros fueron alumbrados precisamente con la intención de mejorar la educación, haciéndola más fácil y atractiva para los alumnos. La valía de Ruiz Robles (o Doña Angelita, como cariñosamente fue conocida) era aún mayor si atendemos al contexto educativo español de aquellos años (incluidos los de la posguerra civil), donde la enseñanza en general era tediosa, con una rígida jerarquía y violenta en no pocas ocasiones.

SU LOGRO EN LA INFORMÁTICA

Desde 1952, Ruiz Robles estuvo trabajando en su "Enciclopedia Mecánica", un proyecto todavía más audaz y perfeccionado que el libro mecánico patentado años atrás. La inventora buscaba resolver los problemas de las enciclopedias escolares al uso, como su excesivo volumen o los desequilibrios en la extensión y comprensibilidad de los contenidos, que las convertían en productos caros, engorrosos, poco prácticos y sin unidad como libro. Las principales novedades eran la inclusión de superficies donde realizar anotaciones y borrar sucesivamente lo escrito, así como de elementos sustituibles con los que configurar la enciclopedia según las circunstancias culturales del momento y también un estuche para guardarla y portarla con comodidad.

La enciclopedia mecánica estaba dividida en dos partes que se abrían o cerraban como en cualquier libro. En la parte de la izquierda, se encontraban unos abecedarios automáticos con los que formar sílabas, palabras o pequeñas frases utilizando pulsadores mecánicos que, al ser presionados ligeramente, accionaban un dispositivo formado por trinquetes y ruedecillas de dientes de sierra que, a su vez, movía una rueda con el abecedario completo que giraba letra por letra mostrándose a través de una pequeña ventana. Debajo de estos abecedarios estaba previsto disponer de un plástico donde el alumno escribiera, dibujara o hiciera operaciones matemáticas.

La parte derecha tenía un par de cilindros situados en lados opuestos. En uno de ellos se insertaba una bobina desplegable en vertical con la asignatura y sus lecciones divididas en láminas que se desplazaban manual o mecánicamente (como en los antiguos papiros o en los modernos carretes fotográficos) de un cilindro a otro por detrás de una pantalla transparente con propiedades de aumento o graduada ópticamente para facilitar la comprensión y ayudar a los alumnos con problemas visuales. Cada asignatura iba en su correspondiente bobina, por lo que eran intercambiables, pudiendo asimismo ser guardada en el estuche. Igualmente, la enciclopedia tenía previsto incorporar luz eléctrica o textos en tinta fosforescente para usarse durante la noche.

Durante ese tiempo, Ruiz Robles intentó construir su enciclopedia, aunque sin éxito, debido a lo costoso de la inversión y al escaso apoyo de las autoridades educativas, así que decidió en 1962 registrarla bajo patente (no. 276.346) con el título "un aparato para lecturas y ejercicios diversos". No obstante, la idea patentada suponía una simplificación del proyecto original, ya que se suprimían los sistemas mecánicos de pulsación y la iluminación, careciendo además su diseño de la anterior división en dos partes móviles, de modo que abecedarios y bobinas quedaban acopladas en el frontal de una caja compacta. El nuevo modelo diferenciaba dos áreas, una consagrada al aprendizaje de conocimientos elementales (lectura, escritura y cálculo) y donde las letras de los abecedarios eran seleccionadas pasando el dedo, mientras que la otra estaba dedicada al estudio de asignaturas, ahora dispuestas en tres pequeñas bobinas desplegables horizontalmente a mano y que se desplazaban igualmente detrás de una pantalla transparente con cualidades ópticas. El nuevo proyecto conservaba la idea de una lámina de plástico (abatible en este caso) para hacer anotaciones. La principal novedad respecto a la enciclopedia original era la inclusión de sonidos grabados y de diversos compartimentos para guardar las bobinas, material escolar de dibujo y pequeños instrumentos científicos (reloj, brújula, termómetro, barómetro).

Aquel año, en los talleres del Parque de Artillería de Ferrol, llegó a ser construido un prototipo, hecho en bronce (abecedarios), madera (bobinas) y zinc (caja), con unas dimensiones de 24 cm de alto por 22 de ancho y 6 de fondo, pesando en total algo más de 4,5 kg. Sin embargo, nuevamente los altos costes de producción impidieron su difusión comercial. En 1970, Ruiz Robles tuvo una propuesta para explotar económicamente su invento en los Estados Unidos, pero la rechazó porque quería que los beneficiarios fuesen exclusivamente los españoles. Un año después, la compañía Instituto Técnico de Especialistas en Mecánica Aplicada, S. A. (ITEMASA) se interesó por la enciclopedia y realizó un plan de viabilidad que preveía la fabricación de 10000 unidades en acero y plástico, cada una con un peso de 150 gramos y a un precio entre 50 y 75 pesetas (asequible a todas las familias). Pero, una vez más, la cantidad de dinero (100.000 pesetas) que la inventora debía desembolsar escapaba a sus posibilidades.

A parte de la curiosa máquina para leer libros referida en 1588 por el ingeniero e inventor italiano Agostino Ramelli (1531-1600), en realidad tanto el propio libro impreso como sus procedimientos de lectura han permanecido durante siglos en un estado de relativa inmutabilidad tecnológica que sólo ha sido alterado con la irrupción de las nuevas tecnologías cibernéticas de las últimas dos décadas. Anteriores o contemporáneos al invento de Ruiz Robles han quedado consignados en los depósitos de patentes algunos ejemplos de inventores de Gran Bretaña, Estados Unidos y Bélgica en relación a máquinas y dispositivos para el aprendizaje de la mecanografía, construcción de palabras y números con fines pedagógicos, asociación entre palabras e imágenes, incremento de la concentración y la memoria o enseñar a deletrear. Pero ninguna de esas novedades presentaba como las patentes de la maestra española tal unidad de invención en la que distintos elementos técnicos y pedagógicos independientes (incorporación de sonido, aumento de gráficos, autoiluminación, posibilidad de escritura, portabilidad, enlaces textuales, información multimodal, contenidos actualizables, multidisciplinariedad) apareciesen coordinados a un solo fin: reunir en poco espacio y con poco peso la mayor cantidad de materias escolares posible.

En resumen, Ángela Ruiz Robles fue una mujer española pionera que gracias a su ingenio hoy en día tenemos un aparato bastante utilizado y con bastante utilidad. Esta mujer es una entre muchas que no se le ha dado mucho a conocer, habrá bastantes personas que no sepan nada sobre su invento y es una pena, dado que esta mujer podría ser un modelo, una figura de referencia o una inspiración para las mujeres dentro de la informática

Mujeres en la informatica © Todos los derechos reservados 2022
Creado con Webnode Cookies
¡Crea tu página web gratis! Esta página web fue creada con Webnode. Crea tu propia web gratis hoy mismo! Comenzar
Utilizamos cookies para permitir un correcto funcionamiento y seguro en nuestra página web, y para ofrecer la mejor experiencia posible al usuario.

Configuración avanzada

Puedes personalizar tus preferencias de cookies aquí. Habilita o deshabilita las siguientes categorías y guarda tu selección.